En un momento de la entrevista que le hizo Zane Lowe en 2020, Justin Bieber comienza a llorar en silencio. “Se me hizo muy duro entrar tan joven en la industria, sin saber muy bien por dónde iba y con todo el mundo diciéndome que me quería para luego darme la espalda un segundo más tarde”, decía, con cada frase levantando recuerdos como nubes de arena en el desierto. No es cuestión de llorar por él o con él, un chico que ha cumplido más sueños en 25 años que la mayoría de nosotros en toda una vida, pero también es una de las pocas estrellas pop de su generación que ha crecido en público de forma literal y ha tenido que lidiar con la transformación de la industria del espectáculo con los escándalos en redes sociales mientras trataba de crecer como artista y como persona. Desde el comienzo de su carrera, buscaba un punto de equilibrio entre su pop de niño bueno y los intentos de incorporar el hip-hop y el R&B como reflejo de su paso a la adolescencia y después a la edad adulta. Algunos ídolos adolescentes terminan atrapados en el tiempo, pero Justin Bieber ha conseguido llegar hasta la otra orilla nadando contra la marea. Nacido en la ciudad canadiense de London de 1994, Bieber encontró el momento decisivo de su carrera cuando Scooter Braun, se topó con unos videos que su madre había subido a YouTube para compartirlos con familiares y amigos. Braun, que supo ver no sólo el potencial de Bieber sino también el de internet, le animó a seguir grabando videos y a mantener la producción. Si pasamos por alto el cambio de voz, My World (2009), My World 2.0 (2010) y Believe (2012) están más o menos cortados por el mismo patrón: el sonido de un chico tratando de sobrellevar la adolescencia. Purpose, su álbum de 2015, nos descubrió a un Bieber más reflexivo, con colaboraciones con productores de pop de vanguardia como Diplo, Skrillex y benny blanco. Tras un paréntesis de cinco años ajetreados en lo personal (con un periodo de desintoxicación de la vida de tour, un diagnóstico de enfermedad de Lyme y su boda con Hailey Baldwin) regresó en 2020 con Changes. “La gente me ha puesto en un pedestal”, confesaba a Apple Music. “Es algo que no pedí. Evidentemente, me encanta hacer música, pero hay mucha gente a la que le encanta hacer música y no están en una posición como la mía. Estoy tratando de actuar con la cabeza, de manejar mi relación con la cabeza. Quiero que la gente conozca mi historia y espero que lo que digo sirva para algo”.