Uno de los dúos más carismáticos y respetados del pop rock español, el formado por Manolo García y Quimi Portet en Barcelona a mediados de los 80, tras la disolución de efímeras bandas de culto como Los Rápidos y Los Burros, constituye uno de los referentes musicales primordiales de aquellos años. El sonido de El Último de la Fila contiene una magia misteriosa y única que le ha permitido envejecer mejorando, si cabe, con los años, dejando un poso en la música posterior del que multitud de artistas patrios se declaran herederos (y por el que muchos otros deberían rendir cuentas). Himnos emblemáticos como “Mar antiguo”, “Aviones Plateados”, “Insurrección” o “Como un Burro Amarrado en la Puerta del Baile” han quedado grabados a fuego en el imaginario colectivo y se han convertido en un lugar común imprescindible para todo tipo de público. Un cancionero que aúna pop, rock y espíritu flamenco, en combinación con ingeniosas y poéticas letras repletas de giros insólitos y dobles sentidos, que hoy sigue sonando tan actual y chispeante como cuando García y Portet lo imaginaron. Genuinos, originales y de esencia profundamente bohemia, para ellos crear canciones fue una urgencia vital. Para sus fans, 40 años después, escuchar una vez más esa canción suya en ocasiones es un auténtico antídoto contra cualquier obstáculo o contratiempo.