Como muchas de sus obras, el único concierto para violín de Beethoven, estrenado en 1806, supuso un cambio en la escala y la percepción de este formato. En su primer movimiento, de unos 25 minutos de duración, podrían tener cabida algunos de los de Mozart en su totalidad. Pero no es solamente cuestión de extensión. La obra de Beethoven tiene además una pretensión sinfónica y un mensaje de lo más relevante. Se trata, probablemente, del primer gran concierto para violín del romanticismo, cuya consideración de obra maestra se hace aún más notable en la grabación de 1981de Itzhak Perlman y Carlo Maria Giulini, ganadora de un premio Gramophone y un Grammy. Con su habitual clase y estilo, Perlman resulta maravillosamente expresivo y al mismo tiempo enormemente dramático, mientras que Giulini aparece como el acompañante perfecto. Una grabación absolutamente clásica.
- Carlo Maria Giulini, Daniel Barenboim & Itzhak Perlman
- Filarmónica de Viena & Karl Böhm
- Emil Gilels, Berliner Philharmoniker & Eugen Jochum
- Wilhelm Kempff, Berliner Philharmoniker & Ferdinand Leitner
- Daniel Barenboim, Philharmonia Orchestra & Otto Klemperer
- Nikolaus Harnoncourt & Concentus Musicus Wien
- Mstislav Rostropovich, Berliner Philharmoniker & Herbert von Karajan