La de Lemar Obika es una historia de perseverancia. Tras pasar ocho años educando su voz y sus maneras compositivas hasta lograr un contrato con BMG que apenas se tradujo en un único sencillo, el londinense no tiró la toalla y aprovechó su paso por el programa <I>Fame Academy</I> para seducir tanto al público británico como a los cazatalentos de Sony. Respaldado por su nuevo sello, Lemar inició con <I>Dedicated</I> y el doble platino <I>Time to Grow</I> su asalto a la cúspide de las listas de ventas, lugar desde el que ha llevado hasta el último rincón del Reino Unido su efectivo soul, a medio camino entre el aroma clásico de Marvin Gaye y el sonido contemporáneo de John Legend.