El pop en español surge de una compleja fusión entre el bolero cubano del siglo XIX, la balada romántica que derivó de las coplas españolas en la mitad del siglo XX, y la música anglosajona de los años 50s y 60s. España, como punta de lanza en tradición musical, vio nacer a artistas emblemáticos como Julio Iglesias, Camilo Sesto, José Luis Perales y Raphael. Estos ídolos exportaron su poesía musical (narrativa, romántica y en ocasiones nacionalista) al continente americano bajo una estructura simple y melódica. Con una diversa tropicalización de ritmos, figuras latinoamericanas como Sandro, Juan Gabriel, José José y Roberto Carlos ajustaron su propuesta a las necesidades y exigencias de sus países para dar vida a los distintos caminos musicales que desembocan en el pop en español. En los años 70s, la libertad de expresión que trajo consigo la Movida Madrileña, así como la globalización de corrientes artísticas, aterrizaron en el pop como una bocanada de aire fresco que nutrió de sintetizadores y elementos digitales a una escena en constante evolución. Nuevas bandas como Mecano, Timbiriche y Hombres G desdibujaron la frontera del tempo lento, mientras que figuras como Miguel Bosé y Luis Miguel probaron suerte con pop basado en rock suave y ritmos latinos, respectivamente. El cambio de milenio achicó las fronteras y dilató los oídos hacia nuevas alturas con exponentes como Juanes, Shakira y Enrique Iglesias, que alcanzaron la fama mundial gracias a producciones con raíces en un sentimiento latino. Esta pasión inherente del pop a la modernidad, se traduce en una grata y fácil aceptación de un género que no se crea ni se destruye, sólo se transforma.