Philip Glass Solo

Philip Glass Solo

Con el confinamiento se produjo un gran cambio cultural. La cancelación de conciertos y grabaciones transformó los hogares de artistas en escenarios y estudios. Fue una época de reinvención, acelerada por la necesidad. Philip Glass, que entonces tenía 83 años, estaba en plena gira cuando sobrevino la pandemia y se vio obligado a refugiarse en su apartamento de Nueva York. “Llevaba prácticamente medio siglo de gira, pero de repente, por primera vez en años, tuve tiempo de tocar el piano”, comenta el minimalista estadounidense a Apple Music Classical. Philip Glass Solo es el resultado de muchas horas dedicadas a su amado piano de cola Baldwin, revisando y regrabando una selección de sus primeras obras para piano. Algunas de estas piezas fueron presentadas por primera vez en su álbum de 1989, Glass: Solo Piano (también grabado en un Baldwin). “Cuando pienso en mi música anterior, ya no compongo de esa manera, así que siento curiosidad por la persona que la compuso”, explica. “Ya no soy esa persona. Todos cambiamos y es inevitable. No soy ese compositor, ese intérprete o incluso, ese oyente”. Las interpretaciones de Glass son notablemente diferentes, con un carácter más improvisado que las versiones de 1989, como si compusiera cada pieza en vivo. “Mad Rush”, la pieza más extensa del álbum, casi tres minutos más larga, es más libre y relajada. Esto se explica, en parte, por la compleja relación entre los roles de compositor e intérprete. “Cuando estaba en el conservatorio, casi siempre decían a los compositores que no tocaran”, recuerda. “Pero la interpretación te ayuda a ver la música de una forma en la que nunca hubieras pensado si solo te dedicas a componer. Como intérprete, comprendes las posibilidades de la música de otra manera, y a veces te las encuentras en tiempo real”. Sin duda, el timbre y la sensación del piano también influyen en la configuración de las interpretaciones de Glass. Este Baldwin en particular, ha sido moldeado por 35 años de uso constante. En “Metamorphosis I” o en el tema final “Truman Sleeps” se puede escuchar cómo las frágiles notas agudas luchan contra el resonante rango medio del instrumento. “Creé la mayor parte de mis composiciones sobre él o junto a él”, comenta. “Es inevitable que el sonido del instrumento que tocas a diario y el entorno en el que te encuentras, influyan de alguna manera en cómo percibes la música”. Quizá este álbum también estuvo influenciado por la sensación de Glass de experimentar un confinamiento compartido. “No estaba solo”, señala. “Durante la pandemia todos estábamos en nuestras casas. Entonces, hicimos lo que la gente siempre había hecho, tocamos música… tanto para nuestro disfrute personal como para el de otras personas”.

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