Mozart descubrió mucha música durante sus viajes por Italia en los años de 1770. Entre esta destaca la de Carlo Monza, marcada por la espontaneidad y el característico vigor italiano que influenció los primeros trabajos del austríaco. Los cuartetos de Monza, grabados por primera vez por el violinista Fabio Biondi junto a la orquesta Europa Galante, se distinguen por la frescura y energía que se percibe en el Mozart más joven, aunque con una dosis de originalidad agregada. El compositor milanés aborda cada una de estas piezas como un juego de miniaturas con instrumentos que imitan formas operísticas, como las arias dramáticas y los recitativos, para dar vida a la historia de amantes rivales en Gli amanti rivali. Uno de sus mejores momentos, La caccia, es la emotiva representación de una tormenta, y su movimiento final es una muestra de la belleza en la simplicidad.