El nombre de Meyer apareció por vez primera cuando resultó ser la causa de una batalla de voluntades entre Herbert von Karajan y la Filarmónica de Berlín, Karajan la quería como intérprete y la orquesta no. Esquivó la controversia reapareciendo como solista, y llegó a ser una estupenda intérprete de conciertos, así como una premiada y sensible ejecutante de música de cámara. Su lírica línea tonal y sensibilidad mágica para el fraseo enriquecen numerosas grabaciones, incluyendo un estupendo concierto de Mozart con la Filarmónica de Berlín.