Nacido en Londres de padres ugandeses exiliados, Michael Kiwanuka se remonta a los años dorados del R&B y el soul con una naturalidad que traspasa décadas y estilos. Su voz, un instrumento capaz de pasar del lamento desgarrador de Otis Redding a la sedosas invitaciones románticas de Sam Cooke, encuentra una réplica perfecta en su guitarra, que conecta con las raíces sin rendirse a la nostalgia. Pero la visión artística de Kiwanuka va más allá del soul añejo y, como demuestra esta lista, encuentra nuevas formas de articular mensajes eternos en temas que beben del folk y el jazz tanto como de los clásicos de Stax.