Lorde se convirtió de la noche a la mañana en una de las voces más misteriosas y fascinantes del pop moderno gracias al impacto de "Royals" en el 2013. La cantante neozelandesa se distanció desde sus inicios de la norma y las convenciones con un sonido envolvente, atmosférico y delicado que mezcla R&B, hip-hop, art rock, electrónica y pop de autor. El resultado, expuesto por todo lo alto en discos como Pure Heroine y Melodrama, ha encumbrado a la artista y ha consolidado su presencia única e incomparable en el pop actual.