La pureza vocal, el encanto natural y el virtuosismo de las sopranos, también llamadas prima donnas, contribuyeron a su protagonismo en la ópera del siglo XIX. Su color brillante y la agilidad de su alto registro, combinados con la habilidad de las cantantes para proyectar emociones que van del júbilo a la rabia, han convertido a esta voz en una de las favoritas en las composiciones de ópera y canto. Explora en esta lista sus dinámicas subdivisiones: de coloratura, lírica y dramática.