“Algo que entendimos desde el principio del proceso de grabación fue el hecho de que este no podía ser un solo disco”, le cuenta a Apple Music Dan Reynolds, líder de Imagine Dragons. “Hay dos direcciones distintas, dos historias que contamos, dos tiempos. Teníamos canciones que compuse luego de que mi mejor amigo se quitara la vida y de que mi hermana falleciera; canciones de luto. Y además teníamos otras que, por culpa del COVID, fueron escritas tres años después, cuando ya me sentía completamente diferente. Tenía una historia distinta que contar”. Por eso la banda decidió editar dos variaciones sobre un mismo tema: Mercury - Act 1 habla sobre la muerte y la tristeza que esta provoca, mientras que Act 2 desmenuza la complicada tarea de superar ese dolor y continuar adelante. Estas canciones de rock, eclécticas y fundamentalmente esperanzadoras, son amplificadas por el nuevo colaborador de la banda: el legendario productor Rick Rubin (Beastie Boys, Johnny Cash, System Of A Down, Tom Petty, AC/DC, Red Hot Chili Peppers). “Son increíblemente sofisticados en su talento para producir, su manera de tocar y componer; una montaña de grandeza”, comenta Rubin sobre los integrantes de la banda. El estilo de Rubin le permitió a Reynolds rectificar la pérdida de su fe religiosa y encontrar un nuevo sentido en el álbum. “Mi primer objetivo a la hora de crear arte es expresar algo que sea honesto”, dice Reynolds. “Una de las cosas que más me inspiraron a la hora de trabajar con Rick es el intento de afinar la espiritualidad y la fe. Cuando la ilusión se desvanece en la religión, te quedas sin nada. Yo ya no podía confiar en nadie. Cualquier historia que me contaran, para mí era un cuento de fantasmas. Estoy tratando de creer en cosas más profundas, cosas que no tienen explicación. Siento confianza cuando hay honestidad, y Rick es una persona honesta”. Act 1 habla mayormente sobre dejar ir, como lo demuestran las voces espectrales de “Wrecked”, una canción sobre la cuñada de Reynolds, que murió de cáncer en 2019. “El miedo más grande de mi vida es perder el control”, admite Reynolds, y revela que confrontó ese miedo durante un viaje de ayahuasca que fue espiritualmente transformador. “Tuve que abandonar el control completamente. Y me morí. Espiritualmente, sentí que había muerto. Vi muchas cosas de mi vida desde el punto de vista de un pájaro. Después escuché el sonido de una campana y un chamán increíble apareció y me ayudó a revivir. Sentí como un retorno a la vida. Era todo lo que me dijeron que me podía dar la religión”. Act 2 se concentra justo en esa experiencia después de la muerte, buscando la luz al otro lado del túnel. “Enfrentas la muerte de alguien, ¿y luego qué? ¿Qué sigue el día de mañana? La tristeza está siempre ahí, pero la vida continúa. De lo que se trata es de estar presente. Lo único que te queda, después de perder a una persona cercana, es esta nueva perspectiva de que cada segundo es importante”.