La música de Chopin formó parte de la vida de Pollini desde la infancia y le trajo el que quizás fue el mayor hito de su carrera cuando ganó el Concurso Internacional de Piano Fryderyk Chopin en 1960. Desde entonces, numerosos conciertos y grabaciones consolidaron el vínculo. Grabado el año en el que el pianista cumplió 78, este es un programa de números de opus consecutivos que culmina en la Sonata para piano n.º 3 (Piano Sonata No. 3), con una interpretación que parece tallada en granito. El Chopin de Pollini es profundamente reflexivo, majestuoso, incluso ascético por momentos. Da prioridad al rigor intelectual por encima de la lírica más obvia, con lecturas poderosas y un amor por las partituras que se siente en cada compás.