“El jazz es libertad. Te da espacio para ser tú mismo”, dice Orestes Gómez a Apple Music. ASCENDENTES es el tercer disco en la carrera del artista nacido en San Cristóbal, Venezuela. Álbum instrumental. Una obra con un hilo temático y narrativo claro: la astrología y los signos del zodíaco. Pero musicalmente es una conversación de emociones que el venezolano dibuja con la sutileza y sensibilidad de un artista que se sabe en un momento de claridad importante. “Desde que comencé a hacer este proyecto, el hilo narrativo han sido las emociones y sentimientos. Descubrí este tema de los signos del zodíaco, y lo sentí cercano a una montaña rusa. Quise explorar cómo plasmar esas emociones a través de música instrumental. ASCENDENTES está basado en todas las formas en las que tú puedes interpretar lo que escuchas. Capaz yo escucho una canción y para mí es cercana a la felicidad y para ti es totalmente triste, eso es mágico. Y siento que con la música instrumental, pasa más, porque no hay un discurso de letras que te digan lo que está pasando. La idea del disco fue así desde el día uno: cómo narrar los signos del zodíaco y cómo enfocarlos y asociarlos a mi música para que cada quien le pueda dar su perspectiva”, cuenta Gómez. En ASCENDENTES podemos oír a un músico que tiene un dominio y estudio importante de la batería. Donde existe una seducción clara con el virtuosismo, pero teniendo un trato cercano y lógico con la simplicidad. Con la toma de decisiones consciente. La relación que tiene Orestes Gómez con el virtuosismo es una más asociada al estudio intenso y respeto de su instrumento. Como la de un samurai. “Tú puedes dominar un instrumento. Técnicamente tener un nivel muy alto. Pero yo siento que la música va más allá de qué tan bien la toques o domines. Hay artistas que tocan dos o tres acordes y logran dejar una marca importante y trascendetal en la gente que los escucha”, comenta el músico. Cada canción o signo en ASCENDENTES demuestra una habilidad y fluidez notoria. Pero también enseña a Gómez en una etapa de madurez artística clave, emotiva y certera. Muestra de esto es “Tauro”, sexta canción del disco, un túnel de progresiones densas que mantiene el balance del aura de ASCENDENTES. Es un virtuosismo que entiende y comulga con los espacios y silencios sabiamente. Que practica el “menos es más”. Que si denota dificultad en la manera de ejecutarse es porque no había otra forma de interpretar esa línea melódica, ese acorde o ese beat. Y eso es vital en la búsqueda de Gómez. “Mi sueño de niño era ser el mejor baterista del mundo. Súper cliché. Cuando agarré mi primera batería, que me la regalaron, quería ser el Messi de la batería. Al pasar los años, me di cuenta que puedes ser baterista pero eso no quiere decir que seas un artista. Capaz eres el músico que toca un ritmo y ya. Entonces, yo me di cuenta que en verdad no quería eso, sino hacer música y transmitir lo que yo siento a través de ella”. Un lenguaje que por el bienestar de la obra no aceptaba otra forma de ser consumido. “Virgo” podría tomarse como una fotografía exacta de esto: cada nota, arreglo, acorde o expresión se siente necesaria o como si la canción lo hubiese pedido desde antes de estar escrita. “El Jazz tiene una profundidad musical más amplia. Uno trata de buscar la simplicidad con otras cosas: menos instrumentos, tiempos más lentos, más baladas, con menos complejidad armónica. Tratar de sintetizar sin que en verdad haya alguna pérdida artística”. ASCENDENTES es el resultado de una búsqueda y exploración valiosa para crear conexiones. Para ponernos en contacto con la vitalidad que existe dentro de nosotros. “Que la gente conecte con mi música, con una simple melodía, y que digan ‘cuando estoy triste pongo tu canción y me hace ver la luz’, eso para mí es vital. La gente a la que le va gustando mi música es cada vez más fiel. Reconocen todo el valor de hacer música que no es mainstream, o tener este estilo de proyecto (instrumental) en Latinoamérica”; concluye Gómez.