The Verve es sinónimo de esbeltas canciones con una elaborada factura. La banda británica, una de las grandes del rock alternativo de los 90, viajó desde un sonido psicodélico, de guitarras reverberadas e influjo shoegazer, hasta la construcción de poderosos himnos pop. Temas con fondo emotivo y preciosas melodías, a veces envueltas en arreglos de cuerda, tras los que se encuentra un cantautor sensible, Richard Ashcroft. El álbum Urban Hymns (1997) coronó a The Verve en la era del britpop, pero su obra no se limita a un fenómeno estacional y se expande a través de piezas sugerentes y atemporales.