La Hija de la Lagrima

La Hija de la Lagrima

“Producido por Dios”, dicen los créditos de La Hija de la Lagrima, la estrambótica ópera rock con tintes progresivos que Charly Garcia editó en 1994. Es una broma, claro, pero la ironía de Charly, que produjo el LP, refleja su decisión de entregarse al azar, así como la inspiración más cruda para diseñar y componer un disco tan ambicioso como aleatorio. Charly es un prócer indiscutible del rock argentino. Su genio creativo es una presencia constante en esta laberíntica colección de canciones que recuerda a Peter Gabriel en los ritmos monolíticos de “No Sugar” y, con la misma facilidad, construye una joya inmaculada de artpop en la seductora “Chipi-Chipi”. Iniciando una nueva era de madurez artística, Charly se inspira en todas las vertientes habidas y por haber, del pop arcaico de “Locomotion” a la desfachatez del hip-hop jazzeado en “James Brown”. “Este disco está dedicado a la gente que todavía se imagina algo”, agrega Charly en la contraportada de un álbum que es, justamente, un triunfo de la imaginación en su estado más puro.

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