Antonio Stradivarius fue probablemente el mejor de todos los fabricantes de violines, y sus instrumentos siguen cautivándonos hoy con su tono cálido y generoso. Sin embargo, no hay dos iguales, y este álbum nos descubre el sonido de 12 de sus mejores creaciones. Algunos llevaban décadas sin tocarse, otros quizás se hayan grabado aquí por primera vez. Las piezas que la violinista Janine Jansen y el pianista Antonio Pappano han elegido para cada uno de ellos conectan tanto con la personalidad de cada instrumento como con sus propietarios históricos. Por ejemplo, el Stradivarius de 1717 que tocó en su día el inglés Edward Tyrrell es el protagonista de “Sospiri” de Elgar, mientras que Rachmaninov suena en un violín que perteneció al virtuoso estadounidense de origen ruso Nathan Milstein. Estamos ante un experimento fascinante, cuidadosamente concebido y asombrosamente interpretado.