Era obvio que, en una disciplina tan bastarda como la música popular, el rock n' roll y el country iban a acabar intimando. Y con ellos toda la familia del blues, del hillbilly y del swing. La juventud estadounidense de los 50 reclamaba su ración de libertad y salvajismo, y les llegó en forma de canciones rápidas, repletas de eco corto, voces vacilonas y enloquecidas. Escucha las mejores aquí.