Marika Hackman es una de esas artistas que no pueden pasar desapercibidas. Descubierta por Johnny Flynn y amadrinada por Laura Marling, la británica ha ido revelando progresivamente una provocadora y poliédrica personalidad creativa que la ha llevado del folk intimista de sus inicios a los estallidos de pop electrónico de su obra más reciente, siempre con una crudeza lírica y una visceralidad casi apabullantes. Brutalmente sincera y explícita, Hackman no deja espacio ni a la imaginación ni a los tabúes y convierte su propia fragilidad en una de sus mayores fortalezas.