Los heavies de finales de los 70 estaban deseosos de tirar los pantalones de campana. Compartieron calle y época con los punks, y se contagiaron hasta cierto punto de su agresividad musical, pero sus instrumentistas llevaban en las venas el virtuosismo. Iron Maiden, Judas Priest y sus correligionarios están sentando las bases del metal que ha de venir.