A principios de los 80, una parte del reggae se transforma en una herramienta arqueológica musical. La vuelta ideológica a África convierte a muchos músicos en exploradores rítmicos. Es así como llegan al toasting, una disciplina basada en la improvisación vocal de tradición africana, aún hoy vigente en Mali, Senegal y los países colindantes. Eek-A-Mouse lo practica y lo mezcla de una manera muy particular, con el dancehall y el resto de la corrientes ochenteras del género, trazando un camino entre lo genial y lo extravagante.