De no haber sido por su muerte prematura a los 21 años, seguramente Eddie Cochran hubiese llegado más lejos que el mismísimo Elvis Presley. Su apariencia universitaria, sumada a una voz rasposa y a veces aguda que enarboló juventud y rebeldía, pronto atrajo a miles de seguidores que encontraron en su rock and roll, rockabilly o country, esa válvula de escape para el ímpetu de los 50. En sus dos álbumes figuran éxitos de la talla de “Summertime Blues” o “Twenty Flight Rock”, así como arreglos experimentales de guitarra sin los que The Beatles, The Who o Jimi Hendrix jamás hubiesen triunfado.