La irrupción del canadiense Drake en el 2010 con su primer álbum, Thank Me Later, fue la primera señal de que algunas cosas estaban cambiando en el lenguaje del hip-hop: las estrellas del futuro estaban obligadas a ser tan hábiles rapeando como cantando, pues los límites con el R&B y el indie pop empezaban a volverse borrosos. Su segundo asalto, Take Care (2011), fue aún más espectacular: Drake llevó a lo más alto de las listas de ventas el lenguaje del R&B alternativo y puso de moda la figura del rapero sensible e introspectivo que habla más sobre sus debilidades que sobre sus riquezas.