Surgido como una suerte de respuesta adulta al J-pop, el city pop nació en una escena fascinada por el folk rock y la vieja Motown, aunque con el tiempo ha desarrollado una fantasiosa identidad propia sin perder su conexión con la cultura occidental. A medida que la moda pasaba del R&B de alcoba al yacht rock y el easy listening, los productores japoneses adaptaron su estilo con estudiada delicadeza. Preciso y ligero como grullas de origami, el city pop combina el swing jazz ligero, voces del soul, teclados de brillo new wave y un toque de disco en ritmos juguetones y estribillos imparables.