Estás más cerca del amanecer que de la medianoche, pero nadie tiene ganas de que termine la fiesta. Es el momento de subir a nuestro bus nocturno con su banda sonora de himnos para cantar en grupo, a grito pelado y sin ningún respeto por las reglas básicas de armonía y afinación. Si te acuerdas (sí, sí, ya sabemos…), guarda en tu biblioteca las canciones que no te puedas quitar de la cabeza antes de que desaparezcan como el último búho de la noche.