La historia del ascenso, caída y redención de Nick Rivera Caminero tenía todos los ingredientes de un épico drama televisivo, y de hecho acabó convirtiéndose en uno, Nicky Jam: El Ganador (2018). Hijo de padre puertorriqueño y madre dominicana, Rivera nació en 1981 en Massachusetts y creció en un entorno en el que las drogas y la delincuencia eran moneda de cambio habitual. Su traslado a Puerto Rico a principios de los 90 no solo lo alejó de aquel ambiente, sino que lo puso en contacto con un nuevo sonido que estaba a punto de conquistar el mundo. El carisma y el flow que exhibía en sus ágiles improvisaciones frente al micrófono no tardó en llamar la atención de varias discográficas y del mismísimo Daddy Yankee, con quien formó el dúo Los Cangris. Tras su separación en 2004, Nicky Jam demostró tener personalidad y talento de sobra para triunfar en solitario con álbumes como Vida Escante (2004), pero su ascenso a la cima del reggaetón se vio truncado por sus problemas con las drogas y la justicia. El hecho de tocar fondo lo ayudó a ver la luz y a volver a empezar desde cero en Colombia, rehabilitándose y regresando al mundo de la música con canciones como “Piensas en Mí” o “El Party Me Llama”, en la que volvió a unir fuerzas con Daddy Yankee. “El Perdón” (2015), una colaboración con Enrique Iglesias, fue el éxito mundial que Nicky Jam necesitaba para recuperar la confianza en sí mismo y grabar Fénix, trabajo que volvió a situar su nombre entre los más grandes del género. Tras abrir su corazón y hablar sin tapujos acerca de sus adicciones y vicisitudes en su biografía televisiva y en las confesionales canciones de Íntimo (2019), Nicky Jam dio por cerrados los capítulos más oscuros de su vida y volvió a brillar con su seductor reggaetón, tanto en sus propios álbumes como en sus frecuentes colaboraciones con Yandel, Farruko, J Balvin o su compadre Daddy Yankee.