Mariah Carey

Si alguna estrella se ha ganado el apelativo de diva en las últimas tres décadas, esa es Mariah Carey (Huntington, Estados Unidos, 1969). Criada con Aretha Franklin, Stevie Wonder y Gladys Knight como banda sonora, sus canciones combinan el tono íntimo de una cantautora con el brillo melódico del pop. Nada más terminar el bachillerato, se trasladó a Nueva York para trabajar con el productor Ben Margulies en su debut homónimo de 1990, uno de los álbumes que marcaron el cambio de década. Desde el comienzo, la voz de Mariah se distinguió por un estilo melismático en el que una sola sílaba podía suspender el tiempo y recorrer una montaña rusa de notas antes de regresar a suelo firme. Del dance con tintes góspel de “Someday” y “Dreamlover” a los sonidos dance de “Fantasy” o baladas como “Forever”, su olfato artístico podía llevarla por el pop, el hip-hop y el R&B sin perder ni un ápice de personalidad. En 1994, “All I Want for Christmas Is You” la convirtió en reina oficiosa de las Navidades, un título que ha mantenido hasta hoy con especiales televisivos y álbumes de villancicos. Tras reinvenciones tan audaces como la de The Emancipation of Mimi en 2005, su influencia es palpable en artistas como Christina Aguilera y, como demostró en la remezcla de “Big Energy” que grabó con Latto en 2022, se extiende hasta el nuevo hip-hop.