Tan camaleónica y poliédrica como su admirado David Bowie, Madonna contiene multitudes, de la feminista adelantada a su época de “Material Girl” al espíritu subversivo que conecta sexo y religión en “Like a Prayer” o la sacerdotisa dance de “Hung Up”. Sus álbumes trazan una línea que traspasa las grandes corrientes que han sacudido la música pop desde los años 80 hasta el presente. Nacida en Bay City en 1958, pasó por varias bandas en la escena new wave de Nueva York antes de grabar su primera maqueta en 1981. Su álbum debut homónimo de 1983 combinaba el pulso trepidante de los clubes de Manhattan con un olfato privilegiado para las melodías memorables. Los tres siguientes, Like a Virgin, True Blue y Like a Prayer, definieron la década con canciones de impacto inmediato que, sin embargo, revelaban una personalidad tan compleja como fascinante. Llegados los 90, Madonna exploró la intersección del sexo con el poder en los álbumes Erotica y Bedtime Stories, además del entonces polémico libro de fotografías Sex. En lo musical, sus canciones reflejaban la influencia del new jack swing y el R&B. Fiel a su naturaleza cambiante, en la segunda mitad de la década dio vida a Eva Perón en la adaptación cinematográfica del musical Evita y grabó Ray of Light, quizás el más espiritual y doméstico de sus álbumes. La Madonna del nuevo milenio no ha dejado de explorar nuevos caminos, de la electrónica y la reinvención de la pista de baile de Confessions on a Dance Floor (2005) a las influencias latinas que impregnan Madame X (2019). En 2023, recién cumplidos los 65 años, se embarcó en The Celebration Tour, la primera gira retrospectiva de una de las carreras más distinguidas de la historia del pop.