Considerados por muchos como la banda de rock por antonomasia, Led Zeppelin lo hicieron todo a lo grande: 200 millones de álbumes vendidos en todo el mundo, obras colosales y grandiosas canciones que conforman una de las discografías más trascendentales e influyentes de la historia del género, giras multitudinarias que marcaron el comienzo de la era del rock de estadios… En los 70, el cuarteto británico aportó tales innovaciones al terreno musical y alcanzó un éxito tan masivo que acabó estableciendo el prisma a través del cual se interpretó toda aquella década. Partiendo del blues eléctrico de posguerra, del primer rock & roll y de la psicodelia, crearon un sonido fornido y totalmente propio, debajo de cuya potencia subyacía un importante componente folk rock al que irían incorporando elementos de géneros tan dispares como el country, el reggae o el funk, para acabar creando un corpus musical extraordinario que tuvo una influencia indiscutible tanto en el hard rock como en el heavy metal y el rock alternativo posterior. Una banda que será recordada por trabajos sublimes como sus tres primeros álbumes, publicados entre 1969 y 1971, los mágicos Houses of The Holy (1973) y Physical Graffiti (1975) y, por supuesto, su legendario cuarto álbum, Led Zeppelin IV (1971), con el que cambiaron el rumbo del rock para siempre.