De icono pop a diva dance, y de baladista country a actriz de presencia magnética, la australiana Kylie Minogue (Melbourne, 1968) es una de las figuras más camaleónicas de la escena internacional desde hace casi cuatro décadas. Conocida por su participación en el drama televisivo australiano Neighbours cuando todavía era una adolescente, debutó en 1987 con una versión de “The Loco-Motion”, de Little Eva. Después de conquistar las listas australianas, la canción se convirtió en un éxito internacional al año siguiente como parte de Kylie, un debut de pop bailable del que también surgiría la emblemática “I Should Be so Lucky”. El siguiente punto de inflexión de su carrera llegaría con Kylie Minogue (1994) con canciones ahora orientadas a los clubes. Los años sucesivos marcaron un periodo de madurez, evidente en el filo experimental de Impossible Princess (1997), pero también en colaboraciones tan inesperadas como el dueto con Nick Cave en “Where the Wild Roses Grow”. Fever la devolvió al centro del mainstream pop en 2001 con el éxito de “Can’t Get You Out of My Head” y “Love At First Sight”. Desde entonces, sus trabajos se han movido entre las texturas electrónicas de X (2007), los acentos country de Golden (2018) y los rompepistas de la vieja escuela que hicieron de DISCO uno de los álbumes perfectos para escapar del aislamiento pandémico de 2020.