La etérea voz con la que Eithne Pádraigín Ní Bhraonáin dibuja los evocadores paisajes de sus canciones, unida a su habilidad a la hora de conjugar melodías folk, sintetizadores e instrumentos clásicos, la han convertido en la intérprete de música celta más exitosa de todos los tiempos. Su impresionante currículum incluye cuatro Grammy, cinco premios Billboard, una nominación al Oscar, otra al Globo de Oro y unas cifras de ventas superiores a los 75 millones de copias en todo el mundo, pero sus inicios fueron sin duda mucho más modestos. Nacida en el condado irlandés de Donegal en 1961, Enya comenzó su andadura musical en 1980 como teclista de Clannad, formación en la que militaban varios de sus hermanos y tíos. Dos años después abandonó la banda para formar equipo con el mánager y productor Nicky Ryan y la letrista Roma Ryan, dos figuras esenciales en una carrera que despegó definitivamente en 1988 gracias al tremendo éxito de “Orinoco Flow”, primer sencillo de Watermark. El álbum, que incluía temas en inglés, gaélico y latín, logró alcanzar los trece discos de platino, hazaña casi igualada por los doce de su sucesor, Shepherd Moons (1991). A Day Without Rain (2000), trabajo que sí consiguió repetir tan increíble cifra, dejó claro que su popularidad seguía en lo más alto con la llegada del nuevo milenio. De hecho, su base de fans no hizo sino crecer gracias a su participación en la banda sonora de El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (2001), título que le permitió añadir el élfico a la lista de idiomas en los que ha grabado alguna canción a lo largo de su inagotable carrera.