Visionario, polémico y transgresor, Antón Álvarez Alfaro (Madrid, 1990) se define como un esteta y parece haber cumplido su sueño de llegar a ser una leyenda antes de cumplir los 30. Su obsesión siempre ha sido crear canciones que pasen a formar parte de la cultura popular de su tierra, que la gente cante sus temas sin saber quién los compuso. Que su arte trascienda y sea de todos. Y no va desencaminado. Comenzó en el mundo de la música en 2006, rapeando como Crema junto al colectivo Agorazein, y no debutó como C. Tangana hasta cinco años después. Le debe su primer éxito a “Antes de Morirme” (2016), su encuentro musical con ROSALÍA, quien entonces era casi una desconocida a la que presentaba en sus conciertos como la próxima gran estrella de la música española. De nuevo, no se equivocaba. En sus dos álbumes de estudio Ídolo (2017) y El Madrileño (2021), y en las producciones menores que llevó a cabo entre uno y otro, su música comenzó a picotear fuera del rap. Se centró en el reggaetón, el pop y el emocionante universo de la música tradicional para ir enriqueciendo poco a poco su sonido y hacerlo más profundo. Por supuesto, han contribuido a ese ennoblecimiento sus colaboraciones con colosos como José Feliciano, Omara Portuondo, Andrés Calamaro o Kiko Veneno, entre muchos otros artistas. De todos ellos C. Tangana ha sabido aprender para seguir creciendo, sin corsés, prejuicios ni fronteras, hasta llegar donde solo él decida.