De estrella televisiva infantil a diva pop, Ariana Grande consiguió en sus primeros 30 años ser una de las cantantes más galardonadas del género sin renunciar a su carrera como actriz, empresaria y filántropa. La joven Ariana Grande-Butera (Boca Ratón, Florida, 1993) se dio a conocer en la serie Victorious, aunque para entonces ya había pisado Broadway y subido unas cuantas versiones de Whitney Houston y Mariah Carey a sus redes sociales. Tenía claro que su meta era triunfar en la música. Su primer álbum, Yours Truly, llegó al número 1 del Billboard en 2013 y dio a conocer su portentosa voz de soprano y su amplio rango vocal al servicio del pop y el R&B. La canción “The Way” se convirtió en un gran éxito, sobre todo en Estados Unidos, pero no tardaría mucho en conquistar el resto del globo. A partir de entonces, Ariana Grande se consolidó como una de las artistas pop más influyentes de su generación, con baladas conmovedoras y éxitos en la pista de baile. Sus álbumes posteriores My Everything (2014), Dangerous Woman (2016), thank u, next (2019) y Positions (2021) dieron numerosos sencillos que fueron directos al estrellato, como “One Last Time”, “Into You” o “7 Rings”. Sin embargo, no solo ha brillado en solitario. Sus colaboraciones con The Weeknd, Doja Cat, Megan Thee Stallion, Nicki Minaj, Mac Miller o Justin Bieber han sido merecedoras de galardones como el Grammy que obtuvo en 2021 por el himno dance pop “Rain On Me” junto a Lady Gaga. Ariana también ha demostrado que es mucho más que una figura icónica de la cultura pop y la moda poniendo su fama al servicio del activismo social y la defensa de las causas feminista y LGTBIQ+. Su respuesta al atentado sufrido en su concierto en Manchester en 2017 y su álbum Sweetener (2018) demostraron la capacidad de Grande de “dar ejemplo y salir adelante”, transmitiendo un mensaje de esperanza y supervivencia con la desafiante actitud que ha plasmado a la perfección en sus últimos trabajos.