Carismática defensora de los compositores latinoamericanos, Alondra de la Parra surgió en la escena de la música clásica de Nueva York a principios de la década de 2000, cuando era poco frecuente encontrar mujeres a cargo de la dirección de una orquesta. Nacida en Nueva York en 1980, se crio en Ciudad de México, donde estudió piano, violonchelo y composición. Esto la llevó a conseguir una beca en la Manhattan School of Music, donde obtuvo un máster en dirección de orquesta. En 2003, con tan solo 23 años, creó la agrupación independiente que más tarde se convertiría en la Orquesta Filarmónica de las Américas. La nueva formación, con sede en Nueva York, realizó giras por México y publicó Mi Alma Mexicana (My Mexican Soul) (2010), una colección de clásicos y piezas menos conocidas de Revueltas, Ponce, Márquez y otros compositores latinoamericanos. Tras la disolución de la orquesta en 2011, decidió trasladar su carrera al extranjero, y entre 2017 y 19 ocupó el cargo de directora titular de la Orquesta Sinfónica de Queensland, en Australia. La década de 2020 supuso su regreso a Europa, y en 2022 fue nombrada principal directora invitada de la Orquesta Sinfónica de Milán como principal directora invitada.