Los mejores cantantes de ópera llevan el espectáculo en las venas, como demuestra una vez más el tenor Jonas Kaufmann. Es imposible dejar de admirar su naturalidad y elegancia en este encantador álbum de clásicos vieneses, todos compuestos durante la locura por la ópera ligera que vivió la capital austriaca en el siglo XIX. Su voz melosa y deslumbrante, su sentido dramático y el acompañamiento orquestal, cortesía de la Filarmónica de Viena, son una delicia. Después de todo, la orquesta se ha inspirado tradicionalmente en las operetas de Johann Strauss, Franz Lehár y otros grandes compositores. Desde el aire nostálgico de “Wiener Blut, Wiener Blut” de Johann Strauss, también con la soprano Rachel Willis-Sørensen, hasta la libertina del final “Der Tod, das muss ein Wiener sein” de Georg Kreisler, esta es una selección excepcional.