Después de una década en la que cruzó el cante jondo con la música del otro lado del Atlántico en discos tan memorables como Lágrimas Negras, Diego El Cigala regresó a la ortodoxia con este álbum grabado en directo en el Palau de la Música de Barcelona. Con Diego del Morao a la guitarra y un simple cajón para añadir color, el cantaor evoca la figura del legendario Paco de Lucía en soleás, tangos, bulerías y fandangos asociados a su repertorio. Escucharlo es recordar que El Cigala tiene mucho en común con Camarón y otros gigantes del flamenco que en algún momento decidieron abrir las alas antes de regresar a las raíces.