TRUSTFALL

TRUSTFALL

Desde el primer instante de su noveno álbum, P!nk se sumerge hasta el fondo. “When I Get There”, la balada de piano con la que empieza, es una carta a su padre fallecido en agosto de 2021. “Is there a bar up there where you've got a favorite chair/Where you sit with friends/And talk about the weather” (¿Hay un bar allí donde tengas una silla favorita/Donde te sientes con los amigos/A hablar del tiempo), canta con la voz rota. “I know you'll tell me when I get there” (Sé que me lo dirás cuando llegues). Es una forma intensa de dar la bienvenida, pero P!nk siempre ha revelado su lado más íntimo en la música. “Tienes que tirarte de cabeza”, dice a Apple Music. “Pero así es como soy en persona, te veo y digo ‘Hola, ¿te cuento lo que me pasó una vez?’. Es como una invitación”. A lo largo de las 13 canciones de TRUSTFALL, P!nk explora los últimos años reflejando la inquietante sensación de que, incluso con el paso del tiempo, la idea de que hay una hoja de ruta para la vida se aleja cada vez más. Por ejemplo, en “Turbulence”, un himno azotado por el viento que nos recuerda que hasta los momentos más angustiosos de la existencia son solo etapas de un largo viaje: “The panic is temporary/But I'll be permanent/So when it hits, don't forget/As scary as it gets/It's just turbulence” (El pánico es momentáneo/Pero yo seré permanente/Cuando te golpee, no olvides/Que por mucho miedo que dé/No es más que turbulencia), canta con la voz en el límite al llegar a la última palabra. “Por eso me gusta tanto ‘Turbulence’”, confiesa. “Se la puse a la hija adolescente de una amiga y terminó llorando porque se identificaba con su ansiedad. Espero que la canción sirva de algo. Es una idea preciosa: por muchos obstáculos y mucho miedo que encuentres, no son más que turbulencias”. “TRUSTFALL”, que P!nk escribió con Fred again.. y Johnny McDaid, tiene un aire muy diferente, pero es otro ejemplo de cómo hasta en los momentos más bajos se puede encontrar belleza. Su dance reluciente es un escaparate perfecto para el registro más alto de P!nk, que nos invita a “ir donde el amor está de nuestro lado”. También es el primer momento en el que, como nos explica, dice “A la porra, voy a bailar. Estoy agotada. Me voy a quitar la ropa y me voy a poner a bailar. O a patinar”. En el álbum hay también un trío de sorpresas en forma de colaboraciones que llevan su voz a los terrenos del country y el folk. La primera es “Long Way to Go”, un dueto con The Lumineers en el que P!nk y Wesley Schultz se miran con desconfianza y dudan a la hora de dejarse llevar por sus instintos románticos. Las hermanas suecas First Aid Kit la acompañan en la nostálgica “Kids in Love”, propulsada por las cuerdas de una inquieta guitarra acústica y relajadas armonías vocales. Por último, Chris Stapleton ayuda a cerrar TRUSTFALL con “Just Say I'm Sorry”, un dueto a la luz de las estrellas que examina con ternura cómo el orgullo puede interferir con el amor. “Me encanta que, por más que yo sea una estrella del pop que enfrenta opiniones, pueda preguntar a los Lumineers si quieren hacer una canción conmigo y me digan que guay. Es genial. Lo mismo con Stapleton: ‘¿Te apetece cantar una canción? Claro’. Igual con First Aid Kit. ¿Quién soy? Esto es lo máximo”. Junto al brillo disco de “Never Gonna Not Dance Again” y el ataque punk contra los haters a tiempo completo de “Hate Me”, estos tres duetos nos recuerdan que el ascenso a la cima del pop del P!nk tiene mucho que ver con su manera de burlar las expectativas. “Siempre he sido una caja de sorpresas”, confiesa. “Estoy tan ilusionada con este álbum como lo estaba con M!ssundaztood en 2001, porque, aunque mezcle todo tipo de géneros, es una obra de una pieza”.

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