Dallas era un grito, el que surgió de la furia de un iluminado con el guitarrero nombre de Roky Erickson. Esta indispensable obra de rock arrolló el cerebro de un montón de adolescentes que se rindieron al crepitar de los amplificadores. Pese a contar con dos de los himnos más imprescindibles de todo un género, es la obra completa a la que uno debe entregarse si quiere cambiar su vida para siempre.