SLEEP: Tranquility Base

SLEEP: Tranquility Base

Sleep, la expansiva meditación que Max Richter escribió para acompañar ocho horas de sueño, tiene algo de antídoto contra la urgencia de la vida moderna. En 2015, cuando trabajaba en la pieza con su pareja, la artista Yulia Mahr, el compositor habló con Apple Music sobre el efecto nocivo en nuestro bienestar de una agenda que parece no tener fin. “La idea original que nos animó a escribir esta obra era la sobresaturación que produce el exceso de datos y de información, son demasiados estímulos”, explica hoy. Ocho años después, nuestra fascinación por la tecnología ha llegado todavía más lejos. “Ahora llevamos internet en el bolsillo, todo está siempre abierto, lo que a veces puede ser divertido, pero también agotador”, admite. “Sleep es una especie de protesta musical”.Consciente de la naturaleza cada vez más frenética de nuestras vidas, Richter ha vuelto a la partitura para poner en primer plano sus elementos digitales. Sleep: Tranquility Base, explica, es “un viaje electrónico” que destila su monumental predecesor en un EP. Mientras que el original estaba escrito para piano, cuerdas, soprano y electrónica, esta versión reimaginada gira alrededor del sintetizador y nuevos efectos tímbricos.Richter es famoso por sus recreaciones de obras existentes y quizás no haya mejor ejemplo que su versión de Las cuatro estaciones de Vivaldi, “recompuestas” como un paisaje sonoro minimalista en el álbum que el violinista Daniel Hope grabó para DG en 2012. La de Sleep, sin embargo, es una historia distinta. “Es un reto en términos de resistencia y concentración”, dice Richter. “Cuando una obra dura ocho horas, es imposible tenerla entera en la cabeza. Fue un poco como lanzarse desde un avión, una especie de caída libre compositiva”.El nombre de Tranquility Base viene del punto de alunizaje bautizado por Buzz Aldrin y Neil Armstrong. Es un título evocador para música atmosférica que comienza con una espartana melodía de órgano que nos lleva hasta la introducción del tema vocal. Estos fragmentos melódicos forman en ADN de la música a medida que se repiten, giran sobre sí mismos y se mezclan con otros elementos. A lo largo de 16 movimientos, el impulso rítmico responde a las melodías de las formas más diversas: el pulso repetitivo del decimocuarto, por ejemplo, remite a Steve Reich, mientras que en el quinto se disuelve en un zumbido balsámico. Si se te cierran los párpados, no te preocupes. “Es música que explora la frontera entre la vigilia y el sueño”, dice Richter.En los conciertos de la Gran Muralla china, la Wellcome Collection londinense y el Grand Park de Los Ángeles, el público escuchó Sleep tumbado en cientos de camas individuales hasta el amanecer. Con Sleep: Tranquility Base, todo es más sencillo. “Puede ser una preparación para el sueño”, recomienda Richter, “una forma de llevarte a ese estado de transición, es una invitación a desconectar”.

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