Optimist

Optimist

Lo primero que hay que decir del primer álbum de FINNEAS es que no suena a debut en absoluto. Como productor y colaborador habitual de las canciones de su hermana Billie Eilish, ha tenido un papel esencial en la creación de algunas de las canciones más populares e influyentes del nuevo siglo. En apenas unos años ha ganado más Grammys de los que le caben en las manos. Sin embargo, son pocos los productores que han podido dar el salto con éxito a una carrera en solitario, y menos todavía los que lo han conseguido después de una primera impresión tan monumental. Antes de Optimist, nunca habíamos escuchado al californiano solo, cantando sus propias canciones, y en ese sentido funciona como una especie de nueva presentación formal. “Es muy difícil dar prioridad a tu propia música, porque es más fácil encontrar excusas para decepcionarte a ti mismo que para decepcionar a otros artistas”, explica a Apple Music. “El mayor reto al hacer un álbum en solitario es tener que mirar siempre hacia dentro y preguntarme si es así como quiero sonar. No intento complacer a nadie más que a mí mismo” El disco arranca con sonido de aplausos y “A Concert Six Months From Now”, un tema directo de guitarras rasgueadas que explota, brevemente y de forma controlada, en un himno rock de corazón enamorado que sirve también como homenaje a una velada en el Hollywood Bowl. El synth pop sencillo y elegante de “The 90s” se transforma en una serie de espasmos que suenan a festival y sugieren que, al añorar un pasado ya lejano (o temer un futuro apocalíptico), estamos dejando que se nos escape el presente. Las dos canciones tienen un sentido del espacio y de los momentos dramáticos que explican por qué su autor ha contribuido decisivamente a cambiar el mainstream y empieza a adentrarse en la música para el cine. Pero como buena parte de Optimist (y Happier Than Ever, el disco de su hermana en el que terminó de trabajar unos meses antes), también son esencialmente baladas, con un énfasis natural en la intimidad y la calma. Más o menos, lo que podía esperarse de un cantautor escribiendo durante el confinamiento. “Cuando lo escucho ahora, me doy cuenta de que estaba escribiendo un álbum muy introspectivo”, dice. “Creo que es lo que pasa cuando te pasas un año metido en casa y pensando”. FINNEAS también puede sonar furioso (“The Kids Are All Dying”) y consciente de sí mismo (“Happy Now?”), contemplativo (“Peaches Etude”) y asustado (“Love Is Pain”), capaz de invocar la sensibilidad melódica de Chris Martin (“What They’ll Say About Us”) y las atmósferas sombrías de Trent Reznor (“Around My Neck”) en el espacio de unos minutos. Por encima de todo, lo que transmite es un agradecimiento profundo por la vida, libre de los titulares y de la espiral de las redes sociales. “Creo que, a veces, cuando terminas algo y lo dejas aparcado un tiempo, te preguntas cómo estará envejeciendo”, dice de su trabajo. “Cuando lo escucho, me digo que así es como me sentía entonces y como me he sentido toda la vida respecto a ciertas. Creo que el álbum es lo suficientemente honesto como para que no importe cómo envejece. Transmite lo que siento”.

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