“Intento ser muy honesta con lo que escribo para llegar a esa esencia colectiva que sana y nombra nuestros dolores”, cuenta Silvana Estrada a Apple Music. Hay algo dolorosamente familiar y universal en Marchita, sobresaliente álbum debut de Silvana Estrada. El desamor, la pena, amor o duelo son inevitables. Los vamos a mirar a la cara en algún punto de nuestras vidas. Son puentes que cruzaremos. “Yo creo que la magia de la universalidad del amor o el desamor, la alegría o la pena, está en su esencia. La historia de cada persona es única, igual que sus pensamientos y sus vivencias. El amor y el desamor se viven siempre distintos en cada corazón, pero en la esencia del sentimiento nos encontramos colectivamente”, reflexiona la artista nacida en Veracruz. Silvana dibuja con los distintos tintes del amor perdido. Hace sombras con las memorias. Marchita puede sentirse como un doloroso laberinto sin salida. 11 canciones donde el minimalismo, su voz, y el cuatro venezolano son las herramientas que representan el duelo de Estrada. “Casa” es una canción superlativa. Tiene el poder que solo las canciones elegidas poseen: dibujan escenas verso a verso, melodía tras melodía como si estuviesen dirigidas y fuesen parte de una orquesta. Cuando la escuchas, el cerebro siente que tiene que ir de la mano con la composición y empieza a dar vida a momentos cinematográficos con el final de cada estrofa. El recuerdo de primavera, la estrella que se apaga, las pálidas plegarias sin Dios. En “Ser de ti” la voz de la ganadora al Latin Grammy en 2022 por “Mejor Artista Nuevo” se tuerce, como si cada nota entonada estuviese más cerca de ser un desahogo catártico que algún Mi menor séptima. “Marchita” bebe de las aguas de la fuente de Simón Díaz, un clamoroso y desgarrador lamento que tiene una de las mejores interpretaciones vocales del disco. Al navegar las densas capas del álbum, Marchita se siente escrito por una artista que domina el dolor o el duelo. Como alguien que encuentra costumbre o parentesco en esta circunstancia. O que tiene bastante experiencia caminando sobre ella. “No me siento particularmente sabia, ni que domino la inteligencia emocional, en realidad tengo muchas dudas sobre el amor. Más bien me intriga mucho, siento que lo que hago viene más de una curiosidad por entender de dónde vienen los sentimientos y quiénes somos cuando nos visitan. Más qué experiencia (porque Marchita es el disco de mi primer desamor) diría que es atención. Le puse mucha atención y cuidado a mi proceso. Como que no me quería perder ningún detalle”, reflexiona Estrada. El oficio de cantautora se siente con todo el peso en el álbum. Y hay un matrimonio feliz con la producción. Son los ladrillos que sostienen al castillo que es Marchita. “Esto fue un camino muy largo, pasé por varios procesos hasta que entendí más o menos lo que necesitaba cada canción. El trabajo que hice con Gustavo Guerrero, mi productor, fue crucial. Él defendió mucho el minimalismo y al mismo tiempo me dio mucha confianza para enfrentar este disco con la fuerza de mi voz. Creo que supimos poner ‘la canción’ al centro del disco”, cuenta. Marchita es una obra delicada y especial, de las más definitivas de 2022 para la música en español. Aclamada por la crítica especializada, nominado como “Mejor Álbum Cantautor” a los Latin Grammy, y abrazada por la cultura popular. Para Silvana Estrada, la fragilidad es el corazón del disco y una de las razones de su aceptación: “La verdad que este disco no ha dejado de sorprenderme. Siento que no para de enseñarme cosas. Cuando lo saqué lo veía como una declaración de desamor. Hoy entiendo, gracias al público y a la crítica, que es una declaración de fragilidad y que justo ahí está la fuerza, que en esa fragilidad se abre el espacio tan necesario para reconstruirse y sanar”.