Lover

Lover

Taylor Swift suena más liberada que nunca en Lover y la razón es sencilla. Tras un montón de canciones sobre sus rupturas amorosas y disputas con otras celebridades, la diva celebra una etapa nueva a sus 29 años. El séptimo álbum de su carrera emana madurez, claridad y fortaleza. La artista está en una relación seria y muy privada (raramente se les ha visto juntos), ha encontrado su voz política (la vemos luchar por la igualdad de derechos) y proyecta al futuro (sus fans creen que la desgarradora “Soon You’ll Get Better” habla sobre la batalla contra el cáncer de su madre). En este trabajo, critica la intolerancia en el himno del Orgullo “You Need to Calm Down”, el patriarcado en “The Man”, perfecciona la indiferencia en “I Forgot That You Existed” y se atreve a cantarse a sí misma en “ME!”, junto a Brendon Urie de Panic! At the Disco. El tono de las canciones son la antítesis de Reputation (2017), que venía cargado de venganza y complejos. Gran parte del álbum cuenta con sintetizadores atmosféricos y tambores ochenteros, un sello del colaborador Jack Antonoff (“The Archer”, “Lover”). Pero sus mejores momentos son “It’s Nice to Have a Friend”, donde un rasgueo relajado y el centelleo de una trompeta dan toques de delicadeza y ensueño, y “I Think He Knows”, con la que nos lleva de paseo por una montaña rusa de susurros y cantos a viva voz.

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