La música del compositor Oliver Davis es de una energía y expresividad inagotables. El jazz, el folk y la música para el cine dan pinceladas de color a unas partituras de elegante construcción. Spiral, la arrebatadora suite para violín, piano y cuerda que abre el álbum, es un recorrido por sus múltiples influencias que culmina en una explosiva contradanza con aires de Copland. Y la última pieza, “Bacchus”, para cuerdas en pizzicato, es deliciosamente traviesa. En Liberty Davis nos lleva de los salones de la Viena del siglo XVIII a la rusticidad de la campiña. La evocadora “Lost Lake”, dominada por una línea de violín arpegiada de endemoniada estructura, precede a Chillingham, una serie de adaptaciones musicales de poemas de Mary Elizabeth Coleridge que emplea bellísimos efectos vocales superpuestos.