Con el estallido de la pandemia, la rutina fue para mucha gente consuelo, un espacio familiar en mitad del caos. Algo que la pianista Simone Dinnerstein explora en un imaginativo programa de piezas que giran en torno a la idea del estribillo (de ahí el título de Undersong, una palabra antigua para referirse a las canciones con estribillo). “Les Barricades Mystérieuses” de Couperin crece a partir de exquisitas repeticiones, mientras que la angulosa “3 Gnossiennes: No. 3, Lent” de Satie crea una atmósfera tensa e hipnótica con su insistencia armónica y melódica. El dulce “Arabesque” y la formidable Kreisleriana, Op. 16 de Robert Schumann dibujan momentos de paz interior envueltos en el caos y en una oscura introspección. Dinnerstein termina el álbum en el mismo lugar donde empezó, con la miniatura mágica de Couperin regresando como una vieja amiga.