Solo han transcurrido 11 meses entre el lanzamiento de Lover y su sorprendente sucesor, pero parece media vida. Escrito y grabado en la distancia durante los primeros meses de la pandemia, folklore es una creación de Taylor Swift recién cumplidos los 30 con la ayuda Aaron Dessner de The National y el ya habitual Jack Antonoff. Desde el primer momento queda claro que se trata de una colección de pop íntimo y casero que está a años luz de su predecesor. Lo que Swift ha hecho aquí es escribir canciones que funcionan como relatos o estudios de personajes, y que contiene desde reminiscencias proustianas (un “cardigan” con ecos de Lana Del Rey) hasta retratos de la vida al margen de la sociedad (“the last great american dynasty”) y relaciones destinadas al fracaso (“exile”, un intenso dueto con Justin Vernon de Bon Iver). folklore es un álbum de texturas sutiles e imaginación desbordante tanto en su lírica como en sus delicados paisajes sonoros. No es de extrañar que una compositora que ha extraído tantos detalles de una vida bajo los focos encuentre inspiración en el aislamiento.