El sofisticado pop fluorescente del séptimo álbum de Coldplay está empapado de un eufórico desenfreno. El festival empieza a los 20 segundos de la primera canción y apenas permite un respiro (narrado por Barack Obama) antes de desatar toda su ambición en un apasionado torbellino. Es el sonido de una banda que ignora los límites: con la libertad de reclutar a Beyoncé para cantar en la extática “Hymn for the Weekend”, intercambiar cumplidos con Love To en el tórrido romance veraniego de “Fun”, o convencer a Noel Gallagher para desempolvar un solo de guitarra con aires de (What’s The Story) Morning Glory? en la solemne “Up&Up.”
También te puede gustar
- OneRepublic
- Maroon 5
- The Chainsmokers