En los 70, Giorgio Moroder le dio un giro fundamental a la música disco desde su estudio en Múnich: diseñó secuencias electrónicas extensas y repetitivas para Donna Summer, y su técnica empezó a ser copiada por todo el planeta. En los años posteriores, Moroder se establecería como un compositor de éxito, autor de bandas sonoras y productor de grandes éxitos del pop para Blondie, Berlin o Cher.