La escena punk de Washington, DC no sería tal sin Minor Threat y sin su líder Ian MacKaye, responsable de la evolución de ese estilo musical y de darle un giro a los estereotipos de actitud del, alguna vez nihilista y destructivo... punk. En sólo cuatro años de existencia (1980-1983), Minor Threat logró posicionarse como una banda única en sonido y con una filosofía llamada Straight Edge que promulgaba la abstinencia de drogas y alcohol, algo transgresor dentro del punk. A su vez, las temáticas personales y corta duración de sus canciones marcó la diferencia entre el punk y el hardcore.