Tras la controvertida época en la que el ultramodernista Pierre Boulez dirigió la Filarmónica de Nueva York, la orquesta buscaba algo completamente distinto. Lo encontró en este enérgico defensor del repertorio romántico, que también llevó el crossover clásico a otro nivel dirigiendo el primer concierto de los Tres Tenores (asi como a la Filarmónica de Los Ángeles en el 200 Motels de Frak Zappa). Pero el corazón de su obra son las exuberantes, a veces enfebrecidas, grabaciones de Mozart, Beethoven, Mahler y Bruckner, además de sus temporadas en palacios de la ópera de todo el mundo.