Handel adoptó estilos musicales de otros países, incorporándolos a una obra de carácter cosmopolita. Es autor de una serie de magníficas óperas, entre las que se destaca "Julio César", pieza que lo encumbró como uno de los más grandes de la historia. Compuso obras para orquesta que son veneradas hasta el día de hoy: "Música para los reales fuegos de artificio" y "Música acuática", realizadas por encargo de la realeza londinense del siglo XVIII. Su conocimiento del inglés pudo haber sido imperfecto, pero libretos como "El Mesías" (1741) y "Jefté" (1751) tienen una innegable carga poética.